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A 'writefreely' blog to share some notes and thoughts about libraries, veganism, my research, science, FLOSS, teaching, etc.

Hace unas semanas me mandaron este texto de Daniel Arias Aranda titulado “Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando”:

Dice frases como estas:

Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un vídeo de influencers de Tiktok

El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria

No sabes estar. Sí, estar. Balbuceas, te encorvas, no fijas la mirada, llevas una o las dos manos en los bolsillos, vienes a una exposición en chándal o con leggins… No te dignas a respetar la institución milenaria que te acoge y que se llama universidad

Caso aparte merecen los alumnos que no hablan español y no comprendo que hacen ocupando un asiento, especialmente aquellos provenientes del país creador de Tiktok

Lo que está claro es que si tú, estudiante, no tienes interés, yo no puedo plantarlo en ti

Hay estudiantes con vocación e interés eclipsados por la mediocridad imperante. Centrémonos en ellos. La universidad es para formar a las élites intelectuales

Cada día me llegan más críticas y comentarios negativos por parte de profesores/as sobre los/as estudiantes. No todos son negativos, pero me sorprende lo común que es. Es algo que no me gusta y algo que yo no experimento en la realidad de mi docencia y las clases.

En mis clases no exijo ni puntúo asistencia, pero la gente viene y la asistencia es alta. Sí que dejo algo de puntuación para la participación, pero participar puede hacerse en clases, y también en correos electrónicos y tutorías y más allá. Muchas veces una duda que comparte alguien por correo sirve para trasladar el tema a las clases y que todo el mundo se nutra de ello.

Por otro lado, en mis asignaturas siempre trabajamos con ordenadores y sé que la gente a ratos se va a sus redes o a Internet. Suelo pedir que no cierren sus ventanas si empiezo a caminar por la clase. No me importa que en un momento dado estén a otra cosa. Las clases son de dos horas y para la primera persona que son largas, es para mí. Yo las pondría de una hora.

En cuanto a las redes, me gusta proponer la creación de un hashtag o más sobre la asignatura, y promuevo ir publicando en Twitter o donde sea sobre los temas. En esto soy muy comprensivo: yo utilizo el Fediverso, pero las encuestas que hago los primeros días de clases me dicen que la gente de hoy usa más Whatsapp e Instagram, en menor medida Twitter, y apenas hay quien usa Facebook. Mi ideal sería incluso mencionar junto a esos hashtags a gente que explicamos, para que puedan incluso responder a los mensajes. Si estamos dando los bibliomakers, por qué no escribir un toot, tweet o lo que sea, mencionando una obra o artículo de Julio Alonso-Arévalo, llegando a interaccionar con él desde la clase...

En cualquier caso, en octubre hubo un seminario en mi facultad con 3 días de ponencias. Pude comprobar que gran parte de la audiencia, gente quizá más mayor por edad, la mayoría personal docente e investigador, hacíamos lo mismo que la gente en las clases: sacamos los móviles y ordenadores, tablets, etc., y estábamos en Internet mientras escuchábamos las ponencias.

Como profesor de universidad (y teniendo la Diplomatura de Magisterio – Maestro en Educación Musical-), no me siento representado por lo que dice Daniel Arias-Aranda. Me siento, más bien, en un extremo contrario. Más que una crítica a alguno de sus puntos, solo quisiera añadir algo de mi pedagogía personal que suelo comentar los primeros días de clases con un ejemplo de una ruta por la montaña.

Suelo explicar que yo sé mucho de la asignatura, y que el acto educativo (de enseñanza-aprendizaje) lo veo más como una ruta por la montaña: es como si un domingo quedásemos a hacer una ruta que yo me sé: yo ya he estado y llegado al lugar donde tenemos que llegar, y por eso puedo asistir a quien precise, ir como de guía de montaña, etc. También les digo que lo de saber mucho, se limita en mí al ámbito de la asignatura. De su vida, de su contexto, de su realidad, (no) sé nada y tengo todo por aprender. Esto lo subrayo y así me sitúo en una posición respecto a ellos/as como la que se da en la asignatura de ellos/as hacia mí.

Además, añado, creo que es esencial que esa ruta empiece en el mismo sitio. Considero que una persona docente ha de ponerse a la altura de la clase. No quiere decir que la clase esté por debajo o en mi caso el docente por encima; eso no es lo importante. Lo importante es que no hay ruta posible si el que va de guía de montaña va a empezar su ruta en un sitio y la clase en otro; no hay ruta posible si el punto de encuentro no es el mismo para todas las personas: nada saldrá bien si la persona docente va al párking del centro del pueblo de Manzanares el Real en La Pedriza, y el grupo resulta que ha ido al párking de Cantocochino (son dos párkings algo alejados, tampoco mucho en coche y a unos 45 minutos a pié, de La Pedriza, en Manzanares el Real, Madrid, y sitio para buenas rutas de montaña). Yo, por eso, hago el esfuerzo de ponerme a la altura de la clase desde el primer día. Si no, nada sale o saldrá bien.

En mis asignaturas siempre propongo que la gente escriba un diario o semanario de aspectos que vemos. Hay un punto para cada tema que se llama: “Crítica y Reflexión”, y de las actividades que propongo (prefiero clases mucho más prácticas porque creo que se aprende más haciendo), planteo que las respondan según dos grandes puntos: “Lo que es” y “Lo que aporto”. Es en estos contenidos cuando pueden explayarse y contar lo que quieran. Suelo decir que a veces es bueno irse por las ramas (yo lo hago), porque a veces nos cuesta identificar un árbol solo con ver la raíz. Y eso les da vía libre para reflexionar sobre contenidos de la asignatura alejándose de eso contenidos.

Por último, el enfoque de la evaluación que aplico en las clases incluye ideas que leí a María Acaso y sus microrevoluciones: la clase puede aprender de mí; yo puedo aprender de la clase; y la clase puede aprender de la clase (compañeros/as de compañeros/as). Esto es algo que valoro en las evaluaciones.

No sé si la idea de la ruta por la montaña tiene mucho que ver con el texto de Daniel Arias-Aranda “Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando”, pero sentí la necesidad de escribir algo como reacción a sus líneas. Mi proyecto o filosofía de la pedagogía incluye otros aspectos que también me gusta explicar los primeros días de clase. No sé si es algo que yo he desarrollado y otros/as profesores/as no. El caso es que mi formación en Filosofía, Magisterio y Biblioteconomía y Documentación, lo ha facilitado. De momento, estoy contento con los resultados, pues cada año y para cada asignatura las personas estudiantes me evalúan la calidad docente. Los resultados son buenos para mí, y lo que más me gusta es el campo de comentario en texto libre, donde añaden con sus palabras algún comentario también bueno sobre la metodología que empleo, sobre cómo llevo las clases, y cómo las aprovechan.

#Teaching #University

Por Pedro Lázaro Rodríguez

Soy PDI (Personal Docente Investigador) en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Desde hace algún tiempo me he empezado a agobiar recibiendo mensajes y correos electrónicos de trabajo en horarios en que yo ya no estoy trabajando. En cuanto a la desconexión digital y la UCM, en el Acuerdo del Consejo de Gobierno de 16 de julio de 2021, por el que se adoptan medidas de acción positiva para la conciliación de la vida personal, familiar y laboral del Personal Docente e Investigador, se dice que:

En virtud del artículo 88.1 de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, el PDI tendrá derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar (fuente en pdf).

Diría que mi trabajo es algo peculiar en cuanto a horarios. Muy resumido y a grandes rasgos, cada semana has de descansar dos días seguidos, que se entiende han de ser los sábados y los domingos por eso de la docencia. De lunes a viernes hay clases que pueden ser a las 8:30 de la mañana, y también a las 19:00 por la tarde. Es decir, que el inicio y fin de la jornada del PDI no está marcado claramente y todo puede variar según los horarios de tus clases. Esto provoca que puede haber compañeros/as activos/as cuando tú ya has acabado, y que tú puedas estar activo cuando otros/as compañeros/as aún no lo están.

Y eso solo en lo relacionado a la docencia. De acuerdo a nuestro contrato, un tercio de nuestro tiempo laboral es para investigación, y aquí los desajustes pueden ser mayores. Por ejemplo, yo me levanto temprano, y mis horas de mayor productividad son a primera hora de la mañana (desde las 5:00 hasta las 8:00). Por las tardes y las noches, apenas soy productivo en el sentido de crear o escribir investigaciones, y en esas horas me dedico más a caminar, leer (y crecer) sin un fin por entero laboral o de investigación (aunque lo cierto es que muchas buenas ideas surgen entonces).

El problema por el que me he empezado a agobiar es por recibir mensajes del grupo de investigación a altas horas de la noche, por ejemplo a las 23:00 e incluso en días festivos, y por recibir correos electrónicos del grupo de investigación y la facultad, departamento y/o universidad en sábados y domingos. En el grupo de investigación se crearon unos grupos en WhatsApp; y la universidad en todos sus frentes utiliza sobre todo la vía del correo electrónico para comunicar. Da igual que sean en WhatApp, aquí el detalle importante es que se utiliza un servicio de mensajería instantánea que requiere de medios personales (un dispositivo móvil y una SIM particular; además de un sistema concreto) para algo relacionado con lo laboral.

Creo que mandar y recibir mensajes o correos sobre temas de trabajo a altas horas de la noche o en fin de semana no es algo sano y que es algo que hay que evitar. Cualquiera podría decir: “pues no lo leas; no abras el correo o los mensajes”. Pero no se trata de abrirlos o no, sino de ni siquiera verlos. Si utilizas un cliente de correo electrónico como Thunderbird (es mi caso), y tienes cuentas personales, vas a ver inevitablemente si te ha llegado un correo electrónico a la del trabajo. Si usas una app de mensajería instantánea, sea la que sea, y te metes un sábado o un domingo a escribir a tu madre, a tu padre o a un amigo, vas a ver si te han escrito a los grupos del trabajo. Y ya solo verlo, lo considero una invasión del espacio personal que te puede generar una inquietud de trabajo en la cabeza cuando no procede.

Por todo ello, desde hace un mes he tomado algunas medidas para conseguir y practicar la desconexión digital del trabajo:

  • No utilizar ni WhatsApp ni Telegram, ni ninguna app al uso que dependa o requiera de un dispositivo y/o una SIM personal. Si en el trabajo no te están pagando un teléfono móvil y una SIM al mes, mi consejo es no usar estas aplicaciones de mensajería instantánea para temas de trabajo. Aquí el debate no es si WhatApp sí o no, o si Telegram y Signal son igual de malos que WhatApp en términos de privacidad y si es mejor pasarse a XMPP con Conversations o similar. La recomendación consiste en que no uses algo que requiere de medios personales para lo laboral. Esto incluye también no utilizar el correo electrónico del trabajo en el móvil (no tener la cuenta del correo del trabajo en el móvil ni ninguna app para ello). Personalmente, hace ya más de un mes me instalé LineageOS en el móvil y no tengo la PlayStore ni nada de Google. No tengo Whatsapp ni Telegram. Básicamente, mi móvil ahora consiste en un Smartphone que parece más un móvil analógico de los de antes. Con la ventaja de tener Internet cuando lo preciso, pero priorizando el uso de Internet en el ordenador.
  • Si ya estabas en algún grupo de WhatsApp o Telegram para cosas del trabajo, mi recomendación es que los dejes. Si te añaden a uno, recomiendo salirse cuanto antes, al verlo; y aún más si en el trabajo no te han dado un dispositivo y no te están pagando la SIM cada mes. Si te lo han dado y te lo están pagando, mi recomendación sería que lo tengas encendido solo durante la jornada bien delimitada de trabajo. Ya no solo aplicaría lo anterior a temas de mensajería instantánea: si la universidad no te ha dado un dispositivo móvil ni te está pagando una SIM, creo que ni siquiera se debería utilizar el teléfono personal para que te llamen y traten temas de trabajo. Una opción es tener teléfono en el despacho, y despacho propiamente dicho (o mesa o espacio en despacho compartido). A este respecto, en mi caso impacta que no tuve despacho ni nada de esto desde el primer día en que fui contratado. A día de hoy ni siquiera sé si la mesa que utilizo en la facultad es solo mía o de alguien más, y no tengo teléfono allí porque no me lo han dado.
  • Utilizar los canales de comunicación propios de tu trabajo. En mi universidad la cuenta de correo institucional es de Google. Como antes con lo de WhatsApp, Telegram, Signal, etc., no se trata de debatir aquí si Google sí o Google no (yo voto que no, por cierto). Si la universidad te ha dado una cuenta de correo de Gmail y más servicios asociados a ella, lo más apropiado en cuanto a la (des)conexión digital creo que es usar ese correo electrónico o servicios asociados para las comunicaciones del trabajo. Si mandar un correo a las 10 personas del grupo de investigación es tedioso y la comunicación es lenta, no es tu problema, lo será de la universidad o tu trabajo y de los canales de comunicación que te ha dado. El cambio habría de lucharse hacia la universidad: que busque y ofrezca otros canales de comunicación, aprovechando, por qué no, para conseguirlos o que sean más allá de Google y basados en FLOSS y privacidad. De todas formas, conviene conocer todas las opciones y servicios que te está dando la universidad: por ejemplo, en el caso de mi universidad, siempre se puede usar un chat de Google o uno de esos Spaces que ofrece Gmail. Son muy parecidos a un grupo de WhatsApp o Telegram, pero no requieren un dispositivo personal, ni los vas a ver a no ser que te conectes a Gmail con la cuenta de tu trabajo; no los vas a ver si te metes a tu App de mensajería instantánea a contestar un mensaje de tu amigo, tu madre o tu padre. Los vas a poder seguir solo cuando te conectes al trabajo.
  • Si te molesta que te escriban del trabajo a deshora o por canales que no son del trabajo, evita hacer tú lo mismo. Aquí la medida que he empezado a llevar a cabo es utilizar solo el correo electrónico, salirme de los grupos de mensajería instantánea, e invitar a la gente a abrir un Space en mi caso de Google (que insisto es lo que nos da institucionalmente la universidad) para sustituir esos servicios de mensajería instantánea. Lo más importante es que para el envío de correos electrónicos, uso Thunderbird con la extensión “Send later. Si veo que estoy escribiendo un correo a altas horas de la tarde o de la noche (en mi caso no se suele dar) o a primerísima hora de la mañana (esto sí me pasa; por ejemplo a las 5:00 o las 6:00 de la mañana), en vez de dejar enviado el correo a esas horas, utilizo la opción de “enviar después” del add-on mencionado y lo configuro para que se envíe a las 9:00 por la mañana, una hora en la que ya puede haber clases y la gente está seguro más activa. Igualmente, si he escrito un correo en festivo o en los dos días de descanso que coinciden en sábado o domingo, le doy a “send later” en vez de a “send (now)” y simplemente le digo al correo que se envíe el siguiente día laboral a una hora prudente.

Y hasta aquí lo que he hecho para mejorar e intentar alcanzar la desconexión digital del trabajo.

#Floss #Teaching #University

Por Pedro Lázaro Rodríguez

Hace unos días leí que en la instancia Masto.ai estaban probando las búsquedas a texto completo (enlace).

Lo que yo utilizo a veces para buscar más allá de hashtags en Mastodon es la búsqueda en Google o Startpage utilizando el campo de site:. El buscador de Google permite especificar y hacer búsquedas más precisas; y si usas Stratpage, te ahorras el contacto directo con Google. Creo que en el Fediverse hay mucho de anti-GAFAM o anti BigTechs. Por eso voy a utilizar aquí Startpage.

El campo site: permite especificar en qué sitios (webs) quieres buscar. Por ejemplo, esta búsqueda:

site:debian.org wget

Permite recuperar webs que tengan debian.org en el sitio (en cuyo dominio/url aparece debian.org) y que contienen wget en cualquier parte de la página.

Captura de la búsqueda en Startpage 1

Se podría ganar en precisión para recuperar solo contenido relacionado con packages, por ejemplo especificando:

site:packages.debian.org wget

Captura de la búsqueda en Startpage 2

Incluso se podría ganar en precisión delimitando lo de wget tan solo al título de las webs (etíqueta html):

site:packages.debian.org intitle:wget

Captura de la búsqueda en Startpage 3

Sabiendo esto, y contando también que Mastodon tiene diferentes sitios, se pueden plantear búsquedas en el contenido de las webs que pertenecen a esos sitios de Mastodon. No son tan directas como con otras webs, porque en Mastodon hay muchísimas instancias. Además, lo que se recupera depende de que los perfiles o instancias sean públicas y/o permitan ser indexados por buscadores. Aún con todo, aquí van algunos ejemplos que yo he lanzado en Startpage según mi interés personal:

site:mastodon.social bibliotecas

Recupera resultados de mastodon.social que tratan sobre bibliotecas en español

(site:mastodon.social OR site:mastodon.online) (intitle:library OR intitle:“public libraries”)

Recupera resultados de mastodon.social o mastodon.online en cuyo título (de las webs; etiqueta ) aparece library o public libraries. Esta búsqueda es más precisa. A mayor precisión, menos resultados.

Una de las búsquedas más extensas que he hecho, es la siguiente:

(site:mastodon.online OR site:mas.to OR site:fosstodon.org OR site:scholar.social OR site:mastodon.social OR site:openbiblio.social OR site:scicomm.xyz OR site:tusk.schoollibraries.net) “librarian”

La hice para intentar detectar a personas bibliotecarias en múltiples instancias. En cuanto a las instancias añadidas, son algo variable y totalmente adaptable. Lo que sí, creo que Google (y con ello Startpage) tienen un límite en la extensión de las búsquedas.

Para terminar, aquí algunos puntos a tener en cuenta:

  • Lo recuperado depende de si los perfiles son públicos o las instancias pemiten la indexación en buscadores
  • Diría que ninguna búsqueda es completa, pero que son un complemento a la búsqueda por hashtags y perfiles en Mastodon
  • Las instancias añadidas en las búsquedas son totalmente sustituibles. Suelo buscar en mastodon.social porque es la más grande
  • Cuando accedo a uno de los resultados listados en Startpage, a veces sale el muro de alguien y no se detecta rápido la parte en que se menciona el concepto o conceptos buscados. Para ello uso control+f y lo localizo bastante bien
  • Si lo de las búsquedas a texto completo en Mastodon es un proyecto para el futuro (con ElasticSearch según este enlace), y a nivel de todo Mastodon y no solo por instancias, este tipo de búsquedas no serán necesarias o útiles

#Floss

Por Pedro Lázaro Rodríguez

Conozco algunas extensiones de navegadores que permiten compartir una página web directamente en Mastodon. Lo malo es que estas extensiones suelen requerir otorgar ciertos permisos para acceder al contenido de las pestañas, navegador, etc.

Tiny Tiny RSS (TT-RSS) permite añadir un marcador a la barra de marcadores que hace las veces de botón para mandar una página web al lector RSS. La idea es que tu añades un marcador a tu navegador (en mi caso a la barra de marcadores), y pones el nombre que quieras y en URL, en vez de poner una URL al uso, añades este código que diría es una función en javascript:

javascript:(function(){var d=document,w=window,e=w.getSelection,k=d.getSelection,x=d.selection,s=(e?e():(k)?k():(x?x.createRange().text:0)),f='https://tt-rss.nixnet.services/public.php?op=bookmarklets--sharepopup',l=d.location,e=encodeURIComponent,g=f+'&title='+((e(s))?e(s):e(document.title))+'&url='+e(l.href);function a(){if(!w.open(g,'t','toolbar=0,resizable=0,scrollbars=1,status=1,width=500,height=250')){l.href=g;}}a();})()

Cuando estás en una página y quieres mandarla a tu TT-RSS, pulsas ese marcador y te aparece una ventana con el título, URL y más campos que puedes rellenar y así aparecerá en el TT-RSS. Aquí el ejemplo estando en esta web:

Captura del popup que surge al pulsar el botón de share on TT-RSS

Pues bien, lo que he hecho ha sido modificar la parte de ese código que dice:

'https://tt-rss.nixnet.services/public.php?op=bookmarklets--sharepopup'

Lo he sustituido por la URL de una de las instancias donde tengo perfil en Mastodon. Concretamente y como ejemplo, esa parte la he sustituido por:

'https://social.politicaconciencia.org/publish?op=bookmarklets--sharepopup'

También, he modificado la parte del height para darle más altura al popup que surgirá al pulsar el nuevo marcador. El código total ha quedado así:

javascript:(function(){var d=document,w=window,e=w.getSelection,k=d.getSelection,x=d.selection,s=(e?e():(k)?k():(x?x.createRange().text:0)),f='https://social.politicaconciencia.org/publish?op=bookmarklets--sharepopup',l=d.location,e=encodeURIComponent,g=f+'&title='+((e(s))?e(s):e(document.title))+'&url='+e(l.href);function a(){if(!w.open(g,'t','toolbar=0,resizable=0,scrollbars=1,status=1,width=500,height=500')){l.href=g;}}a();})()

De esta forma, cuando estoy en una web y quiero compartirla en Mastodon, pulso en el nuevo marcador/botón de mi barra de marcadores y me sale una ventana situada ya en la parte de Mastodon para publicar nuevo toot con el título de la web que quiero compartir y su URL (con el ejemplo de la web de antes):

Captura del popup que surge al pulsar el botón diseñado para compartir una web en Mastodon

El efecto para mí es el mismo que si se usase una extensión del navegador para ello, pero sin tener que dar permisos a nadie para acceder a las pestañas de tu navegador. Aligera bastante el proceso cuando estás en una web y quieres compartirla en Mastodon.

No sé javascript, si ese código es javascript, y no sé si existe algo parecido ya. He buscado pero no he encontrado nada. Quizá alguien pueda mejorar de alguna forma ese marcador/botón para compartir una web en Mastodon de manera más rápida y sin necesidad de instalar una extensión. Será genial saberlo.

#Floss

Por Pedro Lázaro Rodríguez

Hace unos días me guardé una búsqueda en Tiny-Tiny-RSS sobre John Fante desde Nitter. Gracias a ello pude ver que en junio de 2022 Anagrama publicó Hambre, traducido por Antonio-Prometeo Moya Valle. Aquí está la web de Anagrama sobre el libro. Si no me equivoco, es una traducción de “The Big Hunger. Stories 1932-1959”.

Siempre es una gran noticia tener un libro más de John Fante en español. Me acuerdo de cuando en 2008 salió “Llenos de vida”. Llegué un día a casa y ahí estaba mi hermano con un regalo. Por entonces habíamos leído todo lo que había en español de John, en esa trayectoria muy común viniendo de Charles Bukowski y yendo a Knut Hamsun y otros (Hambre de Fante es una referencia/homenaje a Hambre de Hamsun, gran obra también). Hay pocos momentos tan buenos y originales como el de cuando recibes un libro de Fante que no sabías que existía.

Unos años después compré 4 libros de John Fante en inglés aún no traducidos al español que llegaron desde América:

  • The Wine of Youth: Selected Stories
  • The Big Hunger. Stories 1932-1959
  • John Fante & H.L. Mencken: A Personal Correspondence, 1930-1952
  • John Fante Selected Letters 1932-1981

Los dos primeros ya están traducidos al español por Antonio-Prometeo Moya Valle: El vino de la juventud y Hambre.

Que hayan traducido Hambre es una gran noticia, y casi igual de buena es que quedan al menos los dos libros de correspondencias aún por traducir (¡vamos Antonio-Prometeo, estamos contigo!).

Como aporte a los libros de John Fante, comparto aquí un informe bibliográfico generado con Zotero en formato html. Incluye más de 130 referencias a artículos científicos, capítulos de libro, reseñas, etc., sobre John Fante. Algunas parecen repetidas pero las he mantenido al cambiar el doi o algún otro dato. El informe se genera automáticamente desde Zotero con un estilo bastante amigable. Las búsquedas para obtener estos documentos las hice el 6 de diciembre de 2022, en las bases de datos Lens.org, Google Scholar y Dialnet.

En este enlace está el informe.

Por último, añado varias capturas de libros de John de mi biblioteca y la de mi hermano. Son de hace algunos años ya. La verdad es que vamos compartiendo todos los libros que tenemos. Ahora, con varias mudanzas de por medio, incluso ambas bibliotecas están bastante unificadas:

Captura con dos imágenes de dos bibliotecas con libros de John Fante

#Libraries #Reading

Por Pedro Lázaro Rodríguez

El sistema de datos de bibliotecas públicas de España dispone de 3 tablas de datos que pueden servir para analizar la finalidad o el objeto de las visitas de las personas a las bibliotecas:

Se ofrecen también datos para las personas prestatarias activas. Lo ideal sería saber cuántas veces han asistido las personas prestatarias activas a las bibliotecas para producir sus préstamos. Eso no lo sabemos. Lo que sí podemos hacer es situarnos en el mejor de los casos posibles y suponer que cada préstamo ha requerido una visita. Es el mejor de los casos posibles porque así las visitas para préstamos son las más elevadas posibles. Pero hay que reconocer que no se ajustaría a la realidad en el momento en que una persona acuda a la biblioteca para llevarse 2 o más préstamos en una misma visita, y creo que sería justo decir que sucede frecuentemente (incluso con una vez que sucediese ya valdría para romper la idea de que cada préstamo requiere una visita).

Si sumamos el total de préstamos (en ese escenario del mejor de los casos posibles donde cada préstamo requeriría una visita) a las personas asistentes a actividades culturales, y esa suma la dividimos entre las visitas totales a las bibliotecas convirtiéndolo en porcentaje, obtenemos el porcentaje de visitas que se realizan a las bibliotecas que son para asistir a actividades culturales o para préstamos. Y también, como complementario, obtenemos el porcentaje de visitas a la biblioteca que no son ni para acudir a actividades culturales ni para préstamos. Por ejemplo, para estar en la biblioteca, o, sobre todo (diría yo), para estudiar.

En 2019, y para la media de España, las visitas totales sumaron 106.910.802; las personas asistentes a actividades culturales, 4.541.222, y los préstamos 45.488.725. Si sumamos asistentes y préstamos, resulta 50.029.947, que respecto al total de visitas representa el 46,80%.

Esto quiere decir que, en el mejor de los casos posibles (insisto, por haber considerado que para cada préstamo haría falta una visita), cerca del 53% de las visitas a las bibliotecas públicas en España no son ni para préstamos ni para actividades culturales. Esto es, más de la mitad de las visitas a las bibliotecas públicas de España no son ni para préstamos ni para actividades culturales.

Si hacemos lo mismo pero solo considerando a los préstamos en vez de préstamos más asistentes a actividades culturales, tendríamos que decir que, en el mejor de los casos, cerca del 58% de las visitas a una biblioteca pública de España no es para préstamos.

En definitiva, usos de la biblioteca diferentes al de préstamo de materiales predominan más que el de los préstamos. Y todo bajo el escenario del mejor de los casos posibles considerando que cada préstamo requiere una visita a la biblioteca. Para sacar conclusiones de la naturaleza o fin de las visitas a las bibliotecas públicas, sería bueno tener datos más precisos sobre ello. Esto no es más que una estimación desde el escenario del mejor de los casos posibles en referencia a las visitas para préstamos y para el total de España sin atender a los resultados por comunidades autónomas.

#Libraries #Reading

Por Pedro Lázaro Rodríguez

Ayer día 7 de noviembre de 2022 se anunció por la lista de distribución Iwetel que ya están disponibles los datos de bibliotecas públicas de España para el año 2020 en la web de Bibliotecas públicas españolas en cifras. Esta información es muy interesante porque es el año del Covid-19, con muchas bibliotecas cerradas durante gran parte del año y unos servicios que se vieron afectados en su actividad habitual.

Como persona que se dedica o se ha dedicado a la investigación sobre bibliotecas en España, hace unos meses publiqué un preprint titulado “A vueltas con los datos: ¿inconsistencias en las estadísticas de bibliotecas públicas de España 2019? Recomendaciones para la mejora. En este trabajo procesé algunos datos a nivel de municipios, tarea que no permite directamente el sistema de datos tal y como está planteado actualmente. Hace unas semanas publiqué en TubEdu.org un vídeo a modo de tutorial para que cualquier persona pueda reproducir mi proceso de extracción y descarga de datos masiva sobre bibliotecas públicas a nivel de municipios.

En el trabajo mencionado sobre inconsistencias en los datos de 2019, encontraba de hecho inconsistencias y errores. Algunos se corrigieron tras difundir el trabajo. Más importante aún, mostraba un método para detectar errores e inconsistencias.

Los datos de 2020 los vi ya publicados el viernes 4 de noviembre. No tuve mucho tiempo el fin de semana para un análisis a fondo, pero sí hice una lectura general de los resultados y procesé algunos datos para obtener un indicador que no se incluye en los que plantea el sistema de datos de bibliotecas públicas de España: el de gasto en personal por persona trabajadora (en equivalente a tiempo completo):

  • Por un lado, tenemos datos para el personal en equivalente a tiempo completo: se incluye personas en equivalente a tiempo completo para “auxiliares de biblioteca”, “bibliotecarios profesionales”, “personal especializado” y “otro personal”. También se incluyen “becarios” y “voluntarios” que no se suman al total de personal en equivalente a tiempo completo.
  • Por otro lado, tenemos los gastos corrientes por tipo de gasto, incluyendo el gasto para personal.

Si dividimos el gasto para personal entre el total de personas trabajadoras en equivalente a tiempo completo, obtenemos una media de lo que se gastan las bibliotecas por cada persona (en equivalente a tiempo completo) que trabaja en las mismas. Esto es, el gasto medio por persona trabajadora.

Pues bien, los resultados que se obtienen incluyen lo que yo consideraría grandes errores. Menciono aquí 3 casos que me han llamado especialmente la atención, aunque no son los únicos:

  • En Donostia (Gipuzkoa, País Vasco), con un total de personal en equivalente a tiempo completo de 9, el gasto en personal asciende a 2.921.042 € (casi 3 millones). Para cada persona trabajadora corresponderían 324.560,22 €.
  • En Zaragoza (Zaragoza, Aragón), con un total de personal en equivalente a tiempo completo de 50,50, el gasto en personal asciende a 5.809.812 € (casi 6 millones). Para cada persona trabajadora corresponderían 115.045,78 €.
  • En Massamagrell (Valencia, C. Valenciana), con un total de personal en equivalente a tiempo completo de 3, el gasto en personal asciende a 248.924 €. Para cada persona trabajadora corresponderían 82.974,67 €.

Menciono estos casos por tener más de una persona en equivalente a tiempo completo. Personalmente, creo que todo lo que supere 50.000 € en gasto por persona trabajadora de una biblioteca en equivalente a tiempo completo (e incluso 40mil), debería de ser revisado por difícil de justificar. ¿Cuánto ganan los “auxiliares de biblioteca”, “bibliotecarios profesionales”, el “personal especializado” o el “otro personal”?. Yo diría que incluso aceptando que estas cifras incluyen el gasto que puedan suponer las personas empleadas a la seguridad social, y una parte variable de complementos, etc., son cifras demasiado altas y difíciles de justificar.

Los resultados para todos los municipios con datos disponibles para las variables analizadas pueden descargarse desde este enlace.

Los municipios donde el gasto en personal por persona en equivalente a tiempo completo es mayor que 50mil euros suman 166; y con más de 40mil euros, resultan 450 municipios.

En los 3 casos mencionados antes, viendo las series temporales de cada caso, creo que en Donostia y Zaragoza el error está en el personal trabajador considerado en 2020:

  • En Donostia en 2016, 2017 y 2019 se cuentan 68 personas trabajadoras en equivalente a tiempo completo y en 2018 eran 56. En cambio, en 2020 contabilizan solo las 9 mencionadas.
  • En Zaragoza en 2016 y 2017 hay 134 personas trabajadoras en equivalente a tiempo completo; en 2018 hay 137 y en 2019, 153. En cambio, en 2020 contabilizan a 52 personas.

Si el descenso en el personal en equivalente a tiempo completo es real en Donostia y Zaragoza, debería verse reflejado en el gasto de personal (concretamente con un descenso, porque si hay menos trabajadoras/es el gasto para ello será menor). Y no sucede ni en Donostia ni en Zaragoza. Incluso en el caso de Zaragoza el gasto total más alto se da en 2020, pese a la diferencia de 52 personas trabajando en dicho año frente a las 134 y más de años anteriores (2016-2019).

Por otro lado, en Massamagrell, con una persona menos en 2020 en equivalente a tiempo completo respecto a 2016-2019 (4 en 2016-2019 y 3 en 2020), resulta que en 2020 el gasto en personal pasa de 136.000 € en 2019 a 248.924 en 2020. No se explica que habiendo una persona menos, el gasto en personal suba más de 100mil €.

No he tenido tiempo para un análisis más profundo, pero solo los resultados del indicador de gasto en personal por persona en equivalente a tiempo completo muestran errores en los datos tanto para el personal como para el presupuesto en personal. Y digo errores porque quiero creer que son errores. A este respecto hablaba con un colega de México sobre los posibles errores, y él me preguntaba si esta situación no sería digna de una auditoría. Personalmente, siempre he pensado que se trata de errores en los datos. Pero sería preocupante que los datos fuesen ciertos, y que haya municipios en los que una persona que trabaja en una biblioteca, sea personal auxiliar, profesional o especializado, esté ganando más de 100mil € al año (y ojalá se ganará tanto en la profesión; lo digo desde el respeto al personal y desde la crítica a los datos).

Personalmente me pregunto dónde comienzan estos errores y dónde se podrían revisar y reparar:

  • ¿Cómo es posible que una biblioteca no consulte sus series temporales para ver, por ejemplo, que un año con 4 personas trabajadoras gasta X y al año siguiente con 3 personas trabajadoras (1 menos) gasta X+100mil euros? (es el caso Massamagrell).
  • ¿Cómo se explica que a nivel de municipios como en Zaragoza o Donostia, resulte que el gasto en personal sea de más de 100mil euros por persona y de más de 300mil respectivamente, y las bibliotecas no se den cuentan de lo irreal de estos datos?

Por último, otra de las tablas de datos que he consultado es la de Bibliotecas con actividades culturales a nivel de comunidades autónomas. Y veo, por ejemplo, que en el Principado de Asturias, en la columna de “Bibliotecas que no han organizado actividades”, aparece un resultado negativo: hay -1 biblioteca que no ha organizado actividades. ¿Cómo se explica esto? ¿Y cómo se explica que el sistema de datos no detecte este error?

Captura con los resultados de Bibliotecas que no han organizado actividades culturales de Principado de Asturias donde sale un resultado imposible de -1

Me gustaría hacer una llamada aquí a las recomendaciones que propuse en mi trabajo A vueltas con los datos: ¿inconsistencias en las estadísticas de bibliotecas públicas de España 2019? Recomendaciones para la mejora. Si los datos son erróneos, las conclusiones que se extraigan de ellos también lo serán.

Creo que es necesario trabajar con una serie de “indicadores de control de los datos”; y también creo que es preferible disponer de 10 variables fiables antes que disponer de muchas de ellas y que no sean fiables. Lo que yo haría sería definir unas 10 variables, como por ejemplo:

  1. Gasto en personal por habitante
  2. Gasto en adquisiciones por habitante
  3. Suma de esos gastos por habitante
  4. Espacio de la biblioteca por X habitantes
  5. Colección por habitante
  6. Personal trabajador por X habitantes (incluyendo auxiliares, personal profesional y/o especializado)
  7. Visitas por habitante
  8. Préstamos por habitante
  9. Personas prestatarias activas respecto al total de población
  10. Actividades culturales por X habitantes (o porcentaje de asistentes a actividades culturales respecto al total de población)

Con estas variables o indicadores (que requerirían apenas entre 10, 15 o 20 datos), se podría obtener una radiografía muy completa sobre las bibliotecas públicas en 3 sentidos: las entradas o recursos, la entidad (que procesa esos recursos), y las salidas o lo que se alcanza en cuanto al uso de en las bibliotecas. Y se podrían calcular indicadores de segundo nivel como los que planteamos en Secaba-Rank para analizar la eficiencia de las mismas encontrando modelos de buenas prácticas para la mejora.

Mis recomendaciones iban dirigidas a tres sectores: al personal de las bibliotecas, a quien se encarga de la gestión o unificación de los datos, y a las personas que investigamos sobre ello. Hay que hacer una captura de los datos válida y real por parte del personal; hay que hacer una revisión de los datos por parte de quien se encarga de su gestión y unificación; y no hay que tomarlos por válidos para la investigación, siendo necesario analizarlos a nivel de municipios y eliminar los casos atípico o que se estimen irreales o erróneos fundamentando esta eliminación.

En ese sentido, me ofrezco desde aquí a cualquier investigador/a que quiera trabajar con los datos a nivel de municipios para hacerlos llegar.

Solo así se podrán alcanzar conclusiones correctas, completas y por tanto válidas.

Pedro Lázaro Rodríguez Profesor del Departamento de Biblioteconomía y Documentación Universidad Complutense de Madrid Enlace sección de mi web para contacto

#libraries #stats #MyResearch

Por Pedro Lázaro Rodríguez

  • “El Grupo de Trabajo “FAIR for Research Software” (FAIR4RS) ha adaptado los principios FAIR (Findable, Accessible, Interoperable and Reusable) para crear los Principios FAIR para el Software de Investigación (Principios FAIR4RS)”
  • “Los componentes de software (por ejemplo, los sistemas operativos, las bibliotecas, las dependencias, los paquetes, los scripts, etc.) que se utilizan para la investigación pero que no fueron creados durante la investigación o con una clara intención de investigación deben considerarse software en investigación y no software de investigación

Fuente: https://doi.org/10.1038/s41597-022-01710-x

Nota:

Sobre el tema del Open Source en la Open Science, pienso que debería haber Open Source para el software que se crea y también en el utilizado para hacer ciencia (en el que se usa para escribirla incluso). En el artículo de Barker et al. (2022), pienso que diferencian entre “software de investigación” y “software en investigación” porque mucha investigación suspendería en Open Source por usar Windows, Office, SPSS, etc. No solo por responsabilidad de las personas que hacen ciencia, que la escriben (autores y autoras), sino porque desde las mismas revistas predomina y fomentan el formato propietario ya solo a la hora de exigirlo en el envío de manuscritos (“en formato doc” por encima de todos y muy poco en odt u open document, por ejemplo).

Es curioso cómo software libre como OJS (Open Journal Systems) está tan presente para la gestión de revistas científicas, y cómo en ofimática y sistemas operativos la gente está casi totalmente entregada a Microsoft, y en realidad en todo lo que a tecnología se refiere a las empresas GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft). Iniciativas nogafam o antigafam me parecen importantes hoy día. Por ejemplo, esta de https://www.nobigtech.es/.

Conocí Linux en segundo curso de la licenciatura de Filosofía, en 2006, concretamente la distribución Fedora, y desde entonces soy de Linux y de lo libre (en cambio no de Fedora y sí de Debian). No entiendo por qué por ejemplo en la Universidad Complutense no hay instalado Linux (no me refiero a solo exclusivamente Linux, sino Windows más Linux por ejemplo). Desde el punto de vista del futuro profesional de la gente, es importante conocer y saber usar software propietario, pero también conocer alternativas libres por si el día de mañana no tienen recursos para pagar por licencias o por si simplemente optan por la filosofía del software libre.

Este año solicité la instalación en ordenadores con Windows de software libre como Audacity, LibreOffice, VYM (View Your Mind), Thunderbird, OBS (Open Broadcaster Software) o Keepass. Para cada software que enseño en una asignatura de introducción a las tecnologías de la información y la documentación, presento una alternativa libre a lo propietario. O dicho de otra forma: incluyo alternativas libres al menos por igual a las propietarias. De la misma forma que el día de mañana la gente no contará con la VPN de la universidad para acceder a los recursos de información suscritos por la biblioteca, y por ello es importante enseñar bases de datos y recursos Open Access, me parece necesario enseñar software libre, incluso casi más que el propietario.

Desde este año 2022, he empezado a añadir en los papers y en todo lo que escribo en lo académico un párrafo mencionando el software que uso en mis investigaciones para dejar claro que es todo software libre. Por ejemplo, en uno de mis últimos papers, lo añadía así:

“El software utilizado para el tratamiento de los datos y el cálculo de los resultados e información estadística ha sido LibreOffice Calc (versión 7.0.4.2) y Rstudio (versión 2022.02.0). En Rstudio se utilizó el paquete Nortest (Gross; Ligges, 2015) y las funciones cor.test, shapiro.test y lillie.test. Para la redacción del artículo se ha utilizado LibreOffice Writer (versión 7.0.4.2). Todo lo anterior se ha utilizado funcionando sobre Debian GNU/Linux 11 (Bullseye).”

Si sumamos que la revista Métodos de Información publica con licencia Creative Commons de Atribución (CC-BY), eso sí que es ciencia abierta al 100% en lo que al Open Source se refiere (aunque la investigación no consista en la creación de un software). No solo de puertas para afuera, sino también de puertas para adentro por el software empleado.

Hace unos meses lancé una pequeña encuesta en la instancia Scholar.Social de Mastodon preguntando si la Ciencia Abierta es abierta si la investigación es escrita/desarrollada/procesada con software no Open Access (por ejemplo si es Ciencia Abierta si la investigación es escrita con Microsoft Office, o desarrollada con SPSS). Hubo personas que argumentaron que si lo desarrollado se podía reproducir con software Open Source, valía para ser Ciencia Abierta; otras que pensaban que para ser 100% ciencia abierta, el software utilizado debía ser Open Source en todos los pasos del proceso; y gente que hablaba de gradientes de lo abierto y quien compartía que no hay que ser demasiado purista en el punto de lo utilizado, siendo más importante que lo producido (los resultados de la investigación) se distribuyera/n en abierto. Muy interesante.

#floss #MyResearch #science #ScientificCommunication #teaching #university

Por Pedro Lázaro Rodríguez

  • “La ley de Godwin o regla de analogías nazis de Godwin es técnicamente un enunciado (pese a que se popularizó como ley) de interacción social propuesto por Mike Godwin en 1990”
  • “A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”
  • “En cuanto se mencione una determinada comparación similar a la descrita en el enunciado, el hilo se cierra y quienquiera que la usara pierde la discusión”
  • La Reductio ad Hitlerum es una falacia del tipo ad hominem creada originalmente por el filósofo político judío alemán Leo Strauss (1899-1973), profesor de la Universidad de Chicago, en donde un punto de vista queda refutado por ser casualmente compartido por Adolf Hitler.
  • “Adolf Hitler apoyaba X, por lo tanto X debe ser malo”

Fuentes:

Notas:

Hace unos días participé en un debate o intercambio de opiniones/ideas sobre una biblioteca sin libros que habían inaugurado en Valencia. Todo se desarrolló en la lista de distribución de Iwetel. Recientemente ha vuelto a salir el tema y me ha recodado a la ley de Godwin y la Reductio ad Hitlerum.

Creo que se han establecido solo dos opciones o dos grandes grupos de posibilidades:

  1. Que la biblioteca ha de tener libros como condición necesaria (así, una biblioteca sin libros no debería ser considerada biblioteca)
  2. Que la biblioteca del futuro no ha de tener libros (o no va a tenerlos)

Según mi opinión, plantear solo esas dos posibilidades no es válido por no ser completo. He llegado a sentir incluso que se estaba esperando a que alguien hablase de la idea de la biblioteca sin libros para elevar contra ello todo un conjunto de críticas. Pero creo que en realidad (o yo al menos) se ha hablado más de una biblioteca sin libros (solo de una, o al menos no de todas) que de la idea de la biblioteca sin libros (esto es, de la idea de que en ninguna biblioteca vaya a haber libros).

Veo al menos una opción más a las dos mencionadas:

  • Que puede haber bibliotecas con libros y bibliotecas sin libros; a la vez, es decir, en el mismo tiempo y lugar

Yo incluso decía en uno de mis mensajes que la nueva biblioteca sin libros de Valencia era un gran complemento a las 32 públicas que ya hay y que presentan un muy bajo nivel de personas prestatarias activas (del 4%; esto es, que 96 personas de cada 100 no utilizan el servicio de préstamos de las bibliotecas públicas; fuente). Creo, de hecho, que habrá bibliotecas con y sin libros, sin ser excluyentes las unas de las otras, porque ya las hay hoy día y las ha habido desde hace tiempo (fuente). Incluso existen hoy los conceptos de Bookless Libraries (bibliotecas sin libros) y el de Library of Things (biblioteca de las cosas).

Considero que uno de los errores en el debate ha sido no matizar sobre qué tipo de biblioteca hablamos: públicas, universitarias, especializadas, etc. Sin irme muy lejos, en 2021 trabajé en el Centro Nacional de Investigación Cardiovasculares (CNIC) como responsable de la biblioteca o del servicio de Documentación. Cuando tratabas con editoriales y gente internacional, te referías a ti mismo como el responsable de la biblioteca. Y allí no había biblioteca física como tal. Por lo que sé, la hubo unos años antes, pero al final derivó en una biblioteca casi totalmente virtual (solo con la excepción de tesis de las que se guardaban una copia impresa), cediendo su espacio -si no recuerdo mal- a la Unidad de Coordinación de Ensayos Clínicos y otros fines. Recuerdo que se habían mantenido también algunos ejemplares de revistas como Science y Nature, probablemente por el valor de las mismas publicaciones o revistas, y algunos manuales de cardiología, pero estaban en las estanterías de dicha Unidad sin estar como tal en la inexistente biblioteca.

También, creo que poca gente está atendiendo al hecho de hablar de recursos de información en vez de solo de libros, y esto es una falta importante porque incluso la [IFLA](https://librarymap.ifla.org/images/files/librarymapoftheworlddefinitionses.pdf) (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas y fundada en 1927) habla de recursos informativos y no de libros al definir “biblioteca”. Incluso en el Manifiesto de la IFLA/UNESCO de 2022 de bibliotecas públicas no se menciona book/s ni printed materials, y sí materials, information, collections, services y/o resources. Un recurso de información no es solo un libro, pienso que puede ser también un disco, un podcast, una charla, un vídeo, una película, un documental, un taller... Al reconocer o hablar de recursos de información en vez de solo de libros, la amalgama o conjunto de posibilidades para una biblioteca se abre y amplía. Se convierte en algo dinámico dejando de ser algo estático. Recuperando mi caso personal de la biblioteca del CNIC, allí casi todo el porcentaje de préstamos consistía en suscripciones a bases de datos científicas y su tipología documental propia: artículos científicos, capítulos de libro (electrónicos), etc.

Al respecto, leía una reflexión de Lluis Anglada sobre que los libros son “conocimiento grabado, vivencias, emociones y sensaciones, y que las bibliotecas son lugares donde acceder al conocimiento grabado”. En ese sentido, cabría preguntarse si el libro es el único formato para el conocimiento grabado (y para las vivencias, emociones y sensaciones). Y yo pienso que no, como comentaba en el anterior párrafo.

Visto así, no estaríamos reflexionando sobre si los nuevos servicios de la biblioteca para la creación y socialización, desplazando al libro como protagonista o por entero, conllevan que tengamos que dejar de llamar bibliotecas a las que no tienen libros; estaríamos reflexionando sobre si bibliotecas con otros tipos de recursos de información (o conocimiento grabado, vivencias, emociones y sensaciones) diferentes al libro (o si se prefiere complementarias al libro), pueden seguir siendo nombradas como bibliotecas (sin cambiarlas el nombre a “centros culturales”, pues seguirían estando presentes diversos tipos de recursos de información diferentes o y/o complementarios al libro).

Al respecto de los espacios de creación en bibliotecas, me gusta pensar en un símil o extrapolación del asunto con la web 1.0 y la web 2.0. En resumen, en la web 1.0 había pocos generadores de contenido siendo necesarios conocimientos técnicos y de informática. La web 2.0 cedió protagonismo a nuevas usuarias y usuarios que sin los conocimientos requeridos para generar y difundir contenidos de la web 1.0, y gracias a las nuevas herramientas o tecnologías, pudieron empezar a generarlos y a difundirlos. El símil o extrapolación es que la biblioteca más actual podría entenderse no solo por facilitar el consumo o uso de recursos informativos, sino también por ofrecer las herramientas y espacios necesarios para generarlos como un servicio propio más.

Lo que me ha recordado a la ley de Godwin y la Reductio ad Hitlerum es que en una de las últimas intervenciones en el debate, se lee que el capital social (como idea o concepto) que pueden o no generar las bibliotecas públicas o que al menos se asocia a su uso, tiene un lado oscuro, a saber: el de que durante la República de Weimar de la Alemania de entreguerras existía una densa red de organizaciones cívicas que facilitó que el mensaje del nazismo se extendiera más rápidamente y con más fuerza entre la ciudadanía (fuente). Yo creo que aludir a la república de Weimar, Hitler y el nazismo para criticar o desacreditar un concepto o idea como el de capital social en relación con bibliotecas, es facilitar que se nos critique en el sentido de la ley de Godwin y la Reductio ad Hitlerum, y yo lo hubiera evitado; y más si es solo para introducir o plantear otros aspectos.

Es curioso lo siguiente, y quizá algo que me ha afectado más en lo personal: a mi forma de trabajo comparando bibliotecas españolas con las de otros países (como por ejemplo Finlandia y con el objetivo de detectar modelos de buenas prácticas), la han calificado de manía, y de que no se podría o tendría que hacer porque el contexto o condiciones sociales de los países son diferentes (que por cierto, hasta para saber eso ha hecho falta una comparación). Y ahora se critica o pone en duda el concepto de capital social que se asocia a las bibliotecas relacionando o trayendo a colación el contexto cívico de la República de Weimar. Ya no es que estemos comparando bibliotecas de dos países analizando los resultados de un mismo año, sino que nos vamos 100 años atrás, para poner en duda, criticar o desacreditar el concepto de capital social en bibliotecas acudiendo al contexto o clima de la República de Weimar que pudo ser un factor para la extensión del nazismo. Y eso parece legítimo, mientras que lo mío es calificado de manía.

Por último, si el problema es el concepto de capital social, propongo sustituir capital simplemente por beneficio. Así, la biblioteca generaría o se asociaría, por ejemplo, no a un mayor o mejor (o menor y peor) capital social, humano y cultural, sino a mayores y/o mejores (o menores y peores) beneficios sociales, humanos y culturales, entre otros.

#libraries #MyResearch

Por Pedro Lázaro Rodríguez

  • “Para una persona con dislexia, es extremadamente difícil ser consciente de su problema, porque no pueden percibir sus propios errores
  • Se analizaron 12 tipos de fuente (en la imagen)
  • Las tipografías que benefician la lectura son las tipo Sans Serif (de palo seco y sin cursiva). Las que presentaron una lectura significativamente más rápida fueron: Arial, Helvética y Verdana.
  • No se encontraron diferencias significativas para las tipografías diseñadas específicamente para personas con dislexia (Open-Dyslexic; también fuente open-source)
  • Recomendaciones:
    • Usar tamaños de fuente grandes (desde 18 a 24 puntos)
    • Usar tipografías de palo seco, tales como Arial, Helvética y Verdana
    • Evitar la cursiva, pues disminuyen el rendimiento lector de las personas con dislexia
    • Usar un ancho de columna reducido (unos 44 caracteres por columna)
    • Usar una separación entre caracteres superior a la media (entre + 7% – + 14%)”

Fuente: https://blog.changedyslexia.org/facilitando-la-lectura-a-las-personas-con-dislexia/

Notas: Aunque Open-Dyslexic no resultó determinante o mejor para personas con dislexia, en el siguiente trabajo de Laddusaw y Brett (2019) se cuenta una experiencia positiva de una biblioteca que empieza a usarla en exposiciones para mejorar la experiencia de personas con dislexia:

  • Los resultados de la incorporación del texto OD a la exposición han sido positivos.
  • Varias personas han expresado su gratitud en el libro de comentarios de la exposición por este servicio
  • Varias personas han hablado con el personal de la sala de lectura para transmitirles su agradecimiento por las guías adaptadas

Fuente: https://doi.org/10.5860/crln.80.1.33

En mi Debian+XFCE acabo de instalar la fuente Open-Dyslexic con este comando, por probarla:

sudo apt install fonts-opendyslexic

Y aquí hay indicaciones para otros sistemas y distros: https://opendyslexic.org/get-it-free/

#floss #libraries #teaching #university

Por Pedro Lázaro Rodríguez